Qué nos dejó el primer día de la Semana de Financiamiento Climático y Sostenible 2025: dónde estamos y hacia dónde vamos
- Khalia Calvo Sánchez

- hace 3 días
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Cada vez es más claro el rol del cambio climático en la redefinición de las condiciones necesarias para el desarrollo. Esto es especialmente cierto en Latinoamérica y el Caribe, donde enfrentamos el desafío de transformar nuestros flujos de capital en otros que reconozcan el valor de la naturaleza, así como nuestras metas climáticas y de sostenibilidad.
El primer día de la 6ta Semana de Financiamiento Climático y Sostenible 2025, organizada por el Grupo de Financiamiento Climático de Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), se analizaron los flujos de financiamiento climático, las brechas en el acceso a este y la necesidad de construir una arquitectura financiera que ponga en el centro la naturaleza y el bienestar de la población.
La jornada comenzó con la sesión de inauguración, moderada por Sandra Guzmán, fundadora y directora del GFLAC, donde se abordaron los caminos hacia una economía inclusiva y sostenible basada en la protección de la naturaleza. Dentro de esta primera sesión se enfatizó el papel de Latinoamérica en el escenario de la COP30, no solo por ser la primera en realizarse en la Amazonía y por tener un papel protagónico en la región, sino también por la necesidad de pasar de la implementación de compromisos a la acción.

Otros puntos a destacar en este sentido son la urgencia de valorar los activos naturales. Según Gonzalo Canseco (Director, Investigación y Desarrollo, Onepoint5) las especies “se están desvaneciendo ante nosotros” y es necesario diseñar instrumentos financieros e incentivos públicos que aseguren que los beneficios de la conservación lleguen a quienes habitan y cuidan los territorios. Por su parte, Fany Kuiru Castro, coordinadora de COICA, hizo un llamado a alejarnos del extractivismo, incluso al considerar modelos de “economía basada en la naturaleza”. Latinoamérica es una región rica en recursos naturales, pero sigue atrapada en mecanismos financieros injustos y de endeudamiento que afectan el desarrollo.
Ya en la segunda sesión se presentaron los hallazgos preliminares del informe del Índice de Finanzas Sostenibles 2025, presentado por el GFLAC. Los resultados ofrecen un panorama revelador sobre el avance y las limitaciones del financiamiento climático en América Latina y el Caribe. Tres hallazgos del informe llaman la atención: los recursos destinados a la acción climática y la biodiversidad han aumentado, pero siguen siendo insuficientes; el financiamiento en mitigación es mayor al de adaptación; y el acceso a los fondos internacionales también es desigual en la región.

Una cosa es clara: no hemos desligado el uso de combustibles fósiles de nuestras economías ni hemos integrado el financiamiento climático en los presupuestos nacionales. La solución, según la ponente, pasa por reformas fiscales profundas que reduzcan la dependencia de los combustibles fósiles.
Continuando la jornada, la tercera sesión abordó el papel de las finanzas públicas y privadas en la construcción de bienestar. “Los empleos verdes los necesitamos en un futuro inmediato”, señaló uno de los panelistas. Las prioridades son claras: ampliar los fondos climáticos, fortalecer las capacidades nacionales, impulsar soluciones financieras escalables e integrar los riesgos climáticos en las políticas macroeconómicas.
En Brasil, por ejemplo, se han creado plataformas de inversión para movilizar recursos privados, generando una línea directa de financiación. Desde África, Chantal Naidoo (Fundadora RABIA) compartió una reflexión que resuena en el contexto latinoamericano: las transiciones energéticas deben ser justas, reconociendo las desigualdades históricas y evitando nuevas formas de exclusión; se trata de redefinir la relación entre economía y naturaleza.
El mensaje fue contundente y la declaración de Sara Jane Ahmed (Fundadora del Financial Futures Center) lo resume a la perfección: “no puede haber estabilidad macroeconómica sin estabilidad climática y natural”. Las políticas financieras deben dejar de centrarse únicamente en el retorno económico. Para ello, es urgente avanzar hacia mecanismos de financiamiento basados en métricas nacionales que reflejen la realidad de cada país y garanticen que los fondos lleguen efectivamente a quienes más los necesitan: las comunidades y territorios en primera línea de la crisis climática.
La presentación del proyecto transformador de este primer día es el ejemplo perfecto de este último mensaje. Constanza Gómez Mont expuso NaturaTech LAC, que busca redefinir el desarrollo económico desde la naturaleza y las personas. El proyecto propone un cambio profundo en la forma de entender la innovación: no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta al servicio del buen vivir y la salud de los ecosistemas.
“Entender la tecnología no solo desde la modernidad, sino también desde la sabiduría ancestral” fue una de las ideas más poderosas y centrales de la sesión. La región cuenta con conocimientos milenarios que pueden ser la base de nuevas soluciones tecnológicas. La innovación, señaló, debe ser sistémica, biocultural y ética, con procesos de gobernanza que respeten la riqueza cultural, los tiempos y los derechos de las comunidades.
El financiamiento, y en especial el financiamiento en América Latina y el Caribe, está en un punto de inflexión y, de alguna manera, también en esta oportunidad se encuentra en el centro del escenario: la región debe transformar sus economías y estructuras financieras para colocar la naturaleza, la justicia social y el bienestar colectivo en el centro de las decisiones. Las sesiones dejaron claro que no basta con aumentar los flujos de financiamiento, sino que es necesario redirigirlos hacia modelos económicos post-extractivistas, inclusivos y resilientes.
Pueden revivir esta primer día en el siguiente enlace:


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