Brasil y su nueva NDC: avances y desafíos rumbo a la COP30
Por: Rolf Bateman, Director para Brasil (GFLAC)
Por: Rolf Bateman, Diretor (GFLAC - Brasil)
Brasil fue el segundo país en presentar la tercera actualización de la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC). El compromiso fue entregado por el vicepresidente Geraldo Alckmin al Secretario Ejecutivo de ONU Clima, Simon Stiell, durante la 29ª Conferencia de las Partes celebrada en la ciudad de Bakú, Azerbaiyán. La revisión de la NDC brasileña estableció un objetivo de reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero del 59% al 67% para 2035, en comparación con los niveles de 2005; este es un aumento considerable con respecto a objetivos anteriores y está en línea con el objetivo de lograr la neutralidad climática para 2050.
Sin embargo, el objetivo fue criticado por la sociedad civil ya que permitía interpretaciones divergentes y una ambición climática potencialmente menor. Esto también podría dificultar la plena alineación con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C. En este sentido, a pesar de las metas declaradas de reducción de la deforestación, es posible afirmar que la nueva NDC no garantiza efectivamente el logro de la deforestación cero para 2030, como prometió anteriormente el gobierno Lula. También creemos que es de suma importancia ampliar la consulta pública y la participación de los diferentes sectores, especialmente de las poblaciones más vulnerables.
El documento contiene importantes menciones a las principales consecuencias de los fenómenos climáticos extremos en el país, como las severas sequías en la Amazonia y la tragedia causada por las inundaciones en Rio Grande do Sul, destacando la mayor vulnerabilidad de las personas más afectadas por ellos. En este mismo sentido, la Justicia Climática se describe como un principio rector de la nueva NDC, incluyendo a la ciudadanía y la dignidad humana como punto central en la lucha contra el cambio climático, la protección de la naturaleza y la implementación del Pacto Nacional para la Transformación Ecológica y el Plan Nacional sobre Cambio Climático, lo que supone un punto crítico en términos de integración con las políticas internas que ya están en marcha.
Otros puntos que consideramos avances significativos en esta nueva NDC son la inclusión de planes sectoriales integrales para mitigar emisiones e instrumentación financiera a través del Fondo Climático, la Taxonomía Brasileña Sostenible, los Bonos Soberanos Sostenibles y las transacciones financieras internacionales utilizando sistemas de mercado de carbono. Además, la incorporación de la iniciativa CHAMP y el Compromiso con el Federalismo Climático representa un gran paso adelante para la participación descentralizada de los gobiernos subnacionales.
La actualización de la NDC es un paso importante dentro del Acuerdo de París, en línea con el principio de aumentar progresivamente la ambición de los objetivos climáticos. La nueva NDC demuestra una evolución importante en la ambición climática de Brasil, reflejando un compromiso más estructurado con la sostenibilidad. Sin embargo, las lagunas en la definición de objetivos intermedios, la garantía de deforestación cero y los medios de implementación pueden limitar suVimpacto práctico. La trayectoria del liderazgo climático dependerá no solo del objetivo en sí, sino de la efectividad de las acciones internas y la capacidad de involucrar a otros países en acuerdos más sólidos, especialmente para la próxima COP que se celebrará en territorio brasileño en 2025.
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