
El GFLAC cuenta con un Consejo Asesor integrado por reconocidos especialistas y expertos en temas de cambio climático, financiamiento climático, transparencia, política pública, entre otros, y su función es fortalecer el trabajo que realiza la red y ampliar su visión estratégica.
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- Sistemas alimentarios urbanos sostenibles en Latinoamérica, implementación de estrategias para un de
El Pacto de Milán (MUFPP) es una iniciativa que nació en 2015 y cuyo objetivo es promocionar el desarrollo de sistemas alimentarios urbanos sostenibles. En este momento, más de 200 ciudades del mundo, con más de 450 millones de habitantes, han firmado este acuerdo que invita a desarrollar, en el contexto local, sistemas alimentarios que sean inclusivos, resilientes, diversificados, seguros y sostenibles. En la actualidad más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas, y se espera que dentro de los próximos 30 años 7 de cada 10 personas vivan en ciudades. La agricultura y el cambio de uso de suelo son responsables de más de 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. La agricultura es uno de los principales impulsores de la pérdida de la biodiversidad. Rio de Janeiro ha implementado desde 2006 el programa Hortas Cariocas, cuyo propósito es acercar la agricultura urbana a los habitantes de la ciudad y al mismo tiempo impulsar la creación de empleos y servir de laboratorio para la educación ambiental. A la fecha el programa cuenta con 39 granjas urbanas que producen unas 50 toneladas de alimentos de producción orgánica y beneficia a cerca de 20.000 habitantes. Fotografía: Hortas Cariocas Sao Paulo, una de las mayores mega ciudades del continente, ha implementado un programa que busca disminuir el desperdicio de alimentos y al mismo tiempo bajar la incidencia de inseguridad alimentaria. El programa ha establecido un Banco de Alimentos municipal que recibe donaciones de varios vendedores y, luego de analizarlos, entrega alimentos a las personas necesitadas. El programa se basa en la distribución de alimentos saludables que ayudan a la salud de las personas y del medio ambiente. Sao Paulo además cuenta con un programa dirigido a vincular la alimentación escolar con la producción sustentable de alimentos, mediante la implementación de circuitos cortos de alimentos. Quito ha diseñado su propia estrategia alimentaria siguiendo su adhesión al MUFPP. El Pacto Agroalimentario de Quito se define como una plataforma multiactoral en la que organizaciones gubernamentales, de cooperación, y de la sociedad civil, junto a la academia y privados diseñan e implementan soluciones para una región más justa, avanzando hacia la soberanía alimentaria. Entre 2015 y 2017, se realizó un estudio en el cual se contempló el catastro de uso de suelo lo que permitió mapear la producción interna de la región, conociendo así sus fortalezas y dependencias en un contexto de seguridad y soberanía alimentaria. Bajo esta premisa, dentro de los lineamientos estratégicos están el aseguramiento del uso adecuado de suelo y agua para garantizar la disponibilidad y acceso a alimentos saludables y de calidad, tanto para la población actual, como para las generaciones futuras. Para un distrito metropolitano donde la densidad alcanza los 8 mil habitantes por kilómetro cuadrados, la decisión de considerar la alimentación dentro de agenda pública fue estratégica y necesaria, en 2017 se estableció el “... derecho a una alimentación saludable, suficiente, nutritiva, culturalmente adecuada y accesible para todos los habitantes del Distrito Metropolitano de Quito.” tanto en la Estrategia de Resiliencia (2017) y la de Visión 2040 (2018) como parte de la iniciativa 100 Ciudades Resilientes de la cual la ciudad es parte. Las ciudades son un excelente laboratorio vivo, en las cuales existe la posibilidad de implementar nuevas estrategias de cambio rápidamente. Esto permite comprobar la eficacia de políticas públicas e iniciativas sociales cuyo objetivo sea incidir tanto en la salud humana como ambiental. Por tanto, las ciudades se posicionan como un nivel territorial y administrativo flexible y adaptable, de las cuales es posible aprender estrategias y técnicas posibles de ser aplicadas a regiones y países, con el fin de lograr adaptarnos sustentablemente en un medio ambiente en constante cambio. Referencias IPCC, 2019. Special Report on Climate Change, Desertification, Land Degradation, Sustainable Land Management, Food Security, and Greenhouse gas fluxes in Terrestrial Ecosystems MUFPP, 2019. Milan Urban Food Policy Pact UN DESA, 2019. World Urbanization Prospects IPBES, 2019. Global Assessment Report on Biodiversity and Ecosystem Services Alcaldia de Quito, 2018. Estrategia Agroalimentaria de Quito
- La conservación de los suelos frutícolas como medida de adaptación y mitigación al cambio climático
Introducción El fenómeno global del aumento de CO2 en la atmósfera tendrá un gran impacto en la configuración de la productividad de los árboles frutales, ya que el CO2 es un factor limitante en la fotosíntesis, ocasionado cambios en la sincronización de las fenofases de los árboles frutales (Chmielewski et al., 2004). Asimismo, el aumento previsto de la temperatura atmosférica, como resultado del calentamiento global, tendrá muchas consecuencias sobre la fisiología de la floración y la fructificación en los frutales. Algunos registros de datos fenológicos han mostrado que la floración de los árboles frutales ha avanzado unos pocos días o semanas comparado con su comportamiento reproductivo hace un siglo (Ramírez y Kallarackal, 2015). La precipitación es otro parámetro meteorológico que va a tener muchas variaciones temporales y espaciales, esperando que tenga impacto en la fisiología del crecimiento. La mayoría de los cultivos frutícolas requieren un número definido de horas frío para una floración y fructificación adecuadas. Una limitación importante debida al cambio climático será la reducción del frío invernal, especialmente en las zonas templadas y subtropicales, si esto sucede, muchos frutales estarían bajo una seria amenaza en lo que respecta a la productividad (Baldocchi y Wong, 2008). Las especies frutales que dependen de la respuesta fotoperiódica están más expuestas al daño por las heladas de otoño y principios de invierno. Otros aspectos a considerar, como la reducción de la población natural de agentes polinizadores, el enfriamiento inadecuado en el invierno, la ocurrencia de heladas primaverales, granizos, deficiencia de nutrientes, sequías, etc., puede dar lugar a una mala producción de frutos y disminución del rendimiento (Ramírez y Kallarackal, 2015). Es por esto, que es necesario contar con acciones que busquen la mitigación de los gases de efecto invernadero a la vez que promuevan la adaptación ante el cambio climático. El suelo cumple con importantes funciones (sostén y sustento nutrimental, retención de agua, la captura de carbono y el sostén de gran número de microorganismos), de las cuales se derivan servicios indispensables para el sostenimiento del sistema frutícola. Estas funciones determinan que la conservación del suelo debe buscar el mantenimiento y la recuperación de su calidad, entendida como la capacidad para funcionar dentro de los límites naturales, para sostener la productividad, mantener la calidad del aire y del agua y sostener la salud humana (Karlen, 2004). La degradación de suelos en México abarca el 45% del territorio nacional (SEMARNAT-Colegio de Posgraduados, 2002). En el contexto del cambio climático, uno de los principales problemas de la degradación del suelo es la reducción de los niveles de carbono orgánico del suelo (SOC), que influye en otras propiedades como el contenido de agua del suelo, temperatura del suelo y la estructura del suelo, llegando a conducir a la desertificación (Lal, 2004). La conservación del suelo se define como las actividades a nivel local que mantienen o aumentan la capacidad productiva de la tierra en áreas afectadas o propensas a la degradación (WOCAT, 2016). Por consiguiente, las acciones de conservación (prácticas vegetativas o mecánicas) detienen el avance de la degradación de tierras, así como la reducción de emisiones de carbono a la atmósfera, por tanto, detienen la desertificación, favorecen a la mitigación del cambio climático y apoyan a la adaptación y resiliencia de los ecosistemas (Delgado et al., 2011). De aquí la importancia de la implementación de estas obras en los sistemas frutícolas. El monitoreo del suelo y el resultado de las acciones realizadas son esenciales para evaluar la acción adaptativa. El conocimiento del impacto que generan las acciones realizadas sobre la calidad del suelo permite determinar cuáles acciones de conservación de suelos constituyen las más adecuadas para los sistemas frutícolas y cuales tienen mayor probabilidad de réplica entre la población, lo cual repercute tanto sobre las condiciones ambientales como sobre el mejoramiento de la participación social. Por lo tanto, la planificación de la adaptación de alguna obra de conservación del suelo debe comenzar con una comprensión del contexto local, considerándose el entorno biofísico, social y las presiones climáticas. Distintas investigaciones han determinado que los programas de conservación de suelos deben cumplir con ciertos requisitos para que cumplan con sus objetivos, entre los cuales se menciona el de retomar el conocimiento local de los agricultores y de utilizar prácticas de conservación de suelos fácilmente replicables; ya que se considera un programa de conservación de suelos exitoso aquel cuya continuidad y seguimiento es dado por los mismos agricultores quienes han internalizado la importancia del problema y sus posibles soluciones (Sheeder and Lynne, 2011). Conclusión Dentro de las opciones de mitigación y adaptación para el sistema frutícola se sugiere la aplicación de prácticas de conservación de suelos, tales como la incorporación de residuos orgánicos, terrazas individuales, agricultura mixta basada en árboles, y complementarlas con variedades de mayor tolerancia al estrés hídrico. Bibliografía Baldocchi, D.D. and Wong, S. 2008. Accumulated winter chill is decreasing in the fruit growing regions of California. Climatic Change 87: 153-166. Chmielewski, F.M., Müller, A., Bruns, E. 2004. Climate changes and trends in phenology of fruit trees and field crops in Germany, 1961–2000. Agric. For. Meteorol. 121: 69–78. Delgado, J.A., P.M. Groffman, M.A. Nearing, T. Goddard, D. Reicosky, R. Lal, N.R. Kitchen, C.W. Rice, D. Towery and P. Salon. 2011. Conservation practices to mitigate and adapt to climate change. Journal of Soil and Water Conservation 66 (4): 118A-129A. Karlen, D.L. 2004. Soil quality as an indicator of sustainable tillage practices. Soil & Tillage Research 78: 129-130. Lal, R. 2004. Soil carbon sequestration to mitigate climate change. Geoderma 123:1-22. Ramírez, F. and Kallarackal, J. 2015. Responses of fruit trees to global climate change. Springer Briefs in Plant Science. Springer International Publishing, New York, NY. SEMARNAT-Colegio de Posgraduados. 2002. Evaluación de la degradación del suelo causada por el hombre en la República Mexicana, escala 1:250,000. Memoria Nacional, SEMARNAT Colegio de Posgraduados, 58 p. Sheeder, R.J. and Lynne, G.D. 2011. Empathy conditioned conservation: 'walking-in-the-shoes-of-others' as a conservation farmer. Land Economics 87(3): 433-452. World Overview of Conservation Approaches and Technologies (WOCAT). 2016. Sustainable Land Management Practices. http://www.wocat.net (acceso 10.02.16.).
- Uso de suelo y cambio climático: un panorama especial en el caso de Perú.
Hoy en día debemos dar prioridad al uso de suelo como medida de mitigación a los efectos del cambio climático. Los cambios de uso del suelo y el drenaje de suelos orgánicos para la agricultura son responsables de cerca del 10 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero ( FAO, 2015). En el Perú, según los resultados del Inventario Nacional de Gases de Efecto invernadero con año base 2012 (INGEI 2012), el total de emisiones/remociones de GEI fueron 171.31 Millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (Mt CO2e). La principal fuente de emisiones de GEI a nivel nacional proviene del sector Uso de Suelo, Cambio de Uso de Suelo y Silvicultura (USCUSS), con 86.742 Mt CO2e, que representa el 51% del INGEI 2012. Dentro de este sector, la principal fuente de emisiones es la conversión de bosques y pasturas, con 79.772 Mt CO2e. Si bien el Perú es un aportante casi irrelevante al cambio climático. Sus emisiones sumaban alrededor de un 0.3% de las emisiones humanas globales. Sin embargo más de la mitad de las emisiones peruanas proviene de pérdida y degradación de bosques y otras áreas silvestre. Fotografía: Mongabay Entre las soluciones, e importante resaltar la acción de los pueblos indígenas en el uso de los suelos. Seguido a ello la explotación de palma también. Hoy en Perú ya se ha perdido alrededor de 31500 hectáreas de selva amazónica por cultivos de palma aceitera concentradas en Huánuco, Loreto, San Martin, Ucayali. Es decir, de las 86 600 hectáreas de Palma existentes en el Perú, el 36% ha sido gracias a la destrucción del bosque. En el norte, la mayor deforestación se concentra en el límite entre las regiones de San Martin y Loreto, donde se encuentran las plantaciones Palmas del Shanusi y Palmas del Oriente, cuya superficie en conjunto es de unas10,000hectraeeas y pertenece al grupo Palmas, una empresa agrícola del peruano Grupo Romero. De acuerdo a un estudio del Proyecto Monitoreo de la Amazonia Andina (MAAP) se sabe que el bosque amazónico peruano, absorbe del aire 3.170 millones de toneladas métricas de carbono al año, y que el 58% (1850 millones) ha sido retenido en bosques de áreas naturales protegidas. Asimismo, el 36% (1150 millones) en áreas de comunidades nativas tituladas, y el porcentaje restante (309 millones), en reservas territoriales indígenas destinadas a los pueblos en aislamiento voluntario( MOCICC, 2018). Fotografía: DigitalGlobe Desafíos de medidas de mitigación de USCUSS, sin bien existen 8 medidas, de las 63 condiciones habilitantes, solo existe presupuesto y no todas, además que el avance en y algunas medidas no empiezan a ser ejecutadas. De seguir este patrón, el Perú no podrá cumplir con su compromiso internacional de reducir 30% de los GEI para el 2030. Un análisis realizado por la asociación Derecho, Ambiente y Recursos en su publicación “La Transformación del Bosque: Titulación de predios y cambio de uso desuelo en la Amazonia peruana”, concluye lo siguiente: El cambio de uso es un término que designa a la deforestación realizada bajo el cumplimiento delas normas y procedimientos legales. Las normas y procedimientos legales no enfrentan el desafío que plantea la complejidad del fenómeno de la deforestación, y ni medianamente abordan el problema de manera integral. Las sucesivas normas forestales no han incluido los conocimientos adquiridos con el estudio y la practica sobre el manejo de los fragmentos del bloque. En conclusión, si no gestionamos el mejor uso de las bondades de nuestros suelos, protegiendo también nuestra Amazonia la deforestación, que es el pulmón del planeta, el controlar la producción, y los efectos de la deforestación y pérdida de capacidad de absorción de GEI, obviamente, no conseguiremos un desarrollo sostenible. También tenemos que mejorar en la recuperación de pastos degradados con pasturas mejoradas. Como opinión personal el sector USCUSS debido que es el mayor factor a nivel nacional de emisión de GEI, debería ser tomada se cuenta al momento de planificar cualquier actividad en el sector, esta preocupación debe ser entendida y asumida por las autoridades nacionales. Referencias Bibliográficas: Derecho, Ambiente y Recursos en su publicación. (2015). “La Transformación del Bosque: Titulación de predios y cambio de uso desuelo en la Amazonia peruana. p.172. FAO (2015). Los suelos ayudan a combatir y adaptarse al cambio climático Los suelos juegan un papel clave en el ciclo del carbono. p. 4. Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (2019). O´Diana Rocca, Richard. Contribuir para tener más tiempo. Análisis legal y estado de avance de las NDC en el Perú. p.71. Transición o Extinción. Reporte anual sobre cabio climático 2018. p. 97
- ¿El Cambio Climático nos obliga a replantear el sistema alimentario?
El pasado mes de Agosto, Naciones Unidas presentó el informe titulado El cambio climático y la tierra elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en el cual intervinieron más de cien científicos de distintos países. Dicho informe generó mucha polémica en la prensa, pues centraron básicamente la nota en el sentido que Naciones Unidas prohibía seguir consumiendo carne, hecho que es una imprecisión dejando de lado otros temas, pero veamos los antecedentes, qué dice el informe, hacía donde quiere llegar realmente y qué preguntas surgen a partir de éste. Derivado del Acuerdo de París y del compromiso de no rebasar el aumento de temperatura en 2°C, incluso mantenerlo por debajo de 1,5°C, se ha señalado que no se logrará solamente con la reducción del uso de combustibles fósiles, sino que se requieren de otros esfuerzos en diversos sectores para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y uno de ellos es justamente el uso de la tierra. Este a su vez, tiene que ver con el sistema alimentario y el uso de los recursos, ya que la comunidad científica cada vez ha hecho más énfasis que está en riesgo la seguridad alimentaria, pero ¿por qué razones está en riesgo y qué tiene que ver el cambio climático? Recordemos que el cambio climático es consecuencia del calentamiento global y que éste a su vez es provocado por la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. El aumento de temperatura en el planeta provoca una serie de reacciones en cadena, veamos algunas de ellas respecto a la seguridad alimentaria: En el 2006 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un estudio titulado La larga sombra del ganado, el cual reveló por primera vez el impacto de la ganadería en el medio ambiente desde diferentes ángulos. Calculó el porcentaje de emisiones de metano provocadas por el proceso digestivo de las vacas, a su vez señaló que el 70% del total de la superficie utilizada para alimento desde la agricultura es destinado para la alimentación del ganado y no para la de los humanos, por lo que se convertía en una de las principales causas de deforestación, además de cambiar el uso de suelo a grandes extensiones de tierra destinadas para los animales. De igual forma, señaló el altísimo uso de recursos hídricos que se tienen que destinar tanto para los animales, como para el riego en los campos para el pienso y en los demás procesos que implican la obtención de un pedazo de carne de 450 gramos. De las conclusiones que podemos tomar en éste estudio son que para la producción de alimentos de origen animal se requiere más agua, más suelo y que además emiten una mayor emisión de gases de efecto invernadero a diferencia de los alimentos de origen vegetal. El último informe que nos presenta el IPCC va más allá del estudio del 2006 de la FAO, incluye a la agricultura, ganadería, silvicultura y otros usos de la tierra que representan el 12% de las emisiones de bióxido de carbono (CO2), el 44% de metano (CH4) y el 82% de las emisiones de óxido nitroso (N2O) de las actividades humanas, resultando el 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el ser humano, de las cuales el 14.5% provienen del ganado. Si bien el informe no menciona en ningún momento el dejar de consumir carne y lácteos, sí en reducir el consumo de éstos, aumentar más el consumo de alimentos de origen vegetal y procurar que el consumo de carne sea a través de sistemas más resilientes, sustentables y de bajas emisiones, sin embargo el problema al que se enfrentan éstos métodos conocidos como agrosilvicultura o silvopastoril es que por un lado no son capaces de producir la demanda actual de carne o lácteos que hay en el mundo y por el otro como lo señaló el Foro Económico Mundial hace falta financiamiento por al menos 200 mil millones de dólares para los pequeños productores a nivel mundial, por lo que entonces regresamos a la recomendación inicial del IPCC en reducir el consumo de éstos y aumentar la ingesta de vegetales. Otra de las preocupaciones a las que se suma el informe del IPCC es la degradación del suelo, y ¿qué tiene que ver con la seguridad alimentaria? Ya diversos estudios previos de las Universidades de Minnesota, Oxford y Copenhague en conjunto, han dado a conocer que el rendimiento de los 10 principales cultivos del mundo empieza a reducirse debido al cambio climático. Los 10 cultivos son: cebada, mandioca, maíz, palma aceitera, colza, arroz, sorgo, soja, caña de azúcar y trigo. El IPCC ha alertado que Costa de Marfil y Ghana (productores de la mitad de cacao en el mundo) perderán el área de cultivo. El Instituto del Clima de Australia advirtió que se están reduciendo las zonas de cultivo de café en el mundo y prevé que en las próximas décadas se reduzca un 50% la producción mundial de café.
- Todo suelo es político: género, derechos e interculturalidad
Es un día lluvioso de octubre y 200 mujeres campesinas y productoras de alimentos de distintas provincias de la Argentina se reúnen para darle forma a lo que, luego de largas horas de debate y posicionamientos, será el resultado del Primer Encuentro Nacional de Mujeres Trabajadoras de la Tierra: su Declaración por la Igualdad de Derechos. En los últimos años dos fenómenos han cobrado notoriedad social; la certeza de que el planeta está al borde del colapso ambiental, y el reconocimiento de las mujeres como sujetos políticos con identidades colectivas diversas cuya fuerza transformadora ha cristalizado en movimientos antipatriarcales con capacidad de autonomía, incidencia y acción. ¿Cómo se vinculan estos dos fenómenos? La evidencia empírica ha demostrado cómo la crisis ecológica y ambiental impacta de manera desproporcionada sobre las mujeres, especialmente en sectores rurales donde históricamente se les han negado sus derechos. El derecho a una alimentación, educación y salud adecuada, el acceso a recursos productivos y financieros, a los servicios básicos y a los espacios de toma de decisión. Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y constituyen la mayoría de las personas que producen los alimentos. El 43% de la mano de obra agrícola de los países en desarrollo está representada por mujeres quienes, en su mayoría y paradójicamente, no son dueñas de la tierra aunque tienen un rol clave en la provisión y preparación de los alimentos a partir de una división sexual del trabajo sostenida en la reproducción de estereotipos de género. El informe especial sobre Cambio Climático y Uso del suelo del Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) establece que el suelo es un recurso decisivo y crítico que está siendo amenazado por dos presiones; el uso intensivo que se hace de él y el cambio climático. En América Latina y el Caribe sólo el 18% de las explotaciones agrícolas regionales son manejadas por mujeres y éstas reciben apenas el 10% de los créditos y el 5% de la asistencia técnica para el sector. De ahí su limitada capacidad de incidir en la gobernanza de los territorios que habitan y donde producen; de promover prácticas alternativas que pongan límites a modelos agroindustriales cuyos impactos se han caracterizado por mayores niveles de extracción y depredación ambiental, que afectan a la mayoría; y grandes niveles de rentabilidad, que quedan en pocas manos. El Informe del IPCC reconoce, a su vez, el papel clave que desempeñan las mujeres en la seguridad alimentaria y cómo sus conocimientos tradicionales pueden contribuir con la gestión de los recursos, la protección de la biodiversidad y la capacidad de adaptación a la crisis climática. También reconoce la responsabilidad desproporcionada que cargan las mujeres por el trabajo doméstico no remunerado. Y este parece ser uno de los ejes medulares de las luchas del campo de la organización popular de mujeres, campesinas e indígenas de la región. Posicionar en el debate político, donde actualmente están subrepresentadas y excluidas, la invisibilidad del trabajo no remunerado que realizan. Dar cuenta de que ese trabajo social reproductivo, fundamental para la supervivencia, sigue siendo invisible y no reconocido. Evidenciar cómo operan las distintas formas que toma la desigualdad y la opresión, según la edad, la etnia, la ubicación geográfica, la clase y hasta la orientación sexual. Bajo estos horizontes comunes de demandas, diversos movimientos de mujeres se han organizado a lo largo de la región. En Argentina, el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, integrado por un grupo de mujeres pertenecientes a diversos pueblos-nación indígenas, sostuvo días de acampe con un serie de exigencias hacia el Estado nacional, condensadas en un manifiesto titulado “La rebelión de las flores nativas”, en el cual denuncian un estado de “terricidio” bajo un paisaje de “ríos represados y contaminados, bosques devastados y selvas asesinadas”. Las mujeres indígenas de Ecuador tuvieron un rol fundamental dentro del movimiento indígena en la protesta popular originada luego del anuncio de un paquete de medidas económicas antipopulares ordenadas por el Fondo Monetario Internacional que las afectaban directamente. En la comunidad de Santa Julia, en Nicaragua, la lucha de las mujeres por la defensa del pulmón verde de Managua y por promover un modelo de conservación de los bosques contra la deforestación indiscriminada, ha sido también central. Estos movimientos entienden que, tanto el sistema patriarcal como el sistema agroproductivo, sostienen estructuras de opresión y dinámicas de poder que tienen similitudes en su impacto sobre las mujeres y la naturaleza. En este marco, la agroecología aparece aún desde el margen como un movimiento y un conjunto de prácticas que, desde su dimensión política, cuestiona las injusticias sociales. Un modelo que integra diversas formas de conocimiento y de prácticas más horizontales, comunitarias, solidarias, de cuidado, colaboración y reciprocidad. Quizá se abra allí un nuevo paradigma y una nueva politicidad que incluya otras maneras de relacionarse con los bienes de la naturaleza y de trabajar la tierra, en donde la lucha colectiva de las mujeres haga eco. Un modelo alternativo que potencie su autonomía y su participación en las instancias de decisión sobre las maneras de producir. Discutir el modelo agrícola implica también poner en debate las estructuras de desigualdad sobre las que se sostiene. Es entonces una oportunidad para recuperar expresiones autóctonas de lucha en donde el campo de las organizaciones colectivas, plurinacionales y regionales, lideradas por mujeres tiene mucho para aportar.
- Los problemas de fondo que se deben resolver para evitar una nueva devastación en la Amazonía
Los fuegos en la Amazonía afectan la resiliencia de los bosques, la misma que ya se estaba menguada por las sequías, cada vez más intensas y frecuentes a causa del cambio climático, haciéndolos así más vulnerables a otros peligros, como nuevas quemas, plagas, sequías, tormentas, entre otros (Brando et al 2019). La catástrofe ambiental que ha volcado los ojos del mundo sobre la Amazonia las últimas semanas, está configurada por tres elementos: a) la deforestación, b) el cambio climático y c) los intereses detrás de estas quemas, estos últimos han adicionado “pólvora” a la “yesca” que ya se venía acumulando. “Yesca” común en toda la región, y compuesta por instituciones débiles, ausencia del estado, falta de ordenamiento territorial, falta de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales, esquizofrenia de los estados amazónicos que promueven, por un lado políticas que impulsan la deforestación, así como otras buscan frenarla; y como si fuera poco, los impactos del Cambio Climático, que hacen más intensas y frecuentes las sequías en la Amazonia (Brando et al. 2019). Perfilándose así un escenario propicio para que las quemas controladas se conviertan en desastres de grandes magnitudes. Un elemento importante a considerar, además de estos tres factores, son los centenares de quemas a lo largo de carreteras existentes y en proyecto. Esto último particularmente importante, porque nos llama a pensar en procesos de especulación y tráfico de tierras, impulsados por procesos de migración y cambio de uso de la tierra. Un ejemplo de esto puede verse en el avance de la deforestación a lo largo de la carretera BR163, en Brasil, durante los últimos 33 años (MapBiomas) Los incendios devastadores son sólo la punta del iceberg del problema de fondo: la deforestación y sus impulsores. En el Perú, la causa principal de la deforestación es el avance de la frontera agrícola, pero el motor de motores detrás del cambio de uso del suelo, es la expansión de la infraestructura vial, sin ordenamiento territorial ni seguridad sobre la tierra, que gatillan procesos de migración descontrolada. En Perú, los incendios forestales registrados en las estadísticas coinciden con los frentes de deforestación, las cuales están identificadas en la ENBCC, la mayoría de ellos vinculados a ejes viales y fluviales: Carretera Federico Basadre, San Martín, Yurimaguas, VRAEM (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro) y Carretera IIRSA Sur. Otro de los impactos de los incendios forestales en el país, son el aumento de las emisiones de GEI a consecuencia de la pérdida de bosques. Al respecto podemos ver que en los años 2005, 2013 y 2016, se presentaron sequías importantes, donde ocurrencia de quemas descontroladas que se volvieron incendios forestales de gran magnitud produjeron un aumento considerable de emisiones de GEI en esos años. Es evidente que el cambio climático está jugando un papel cada vez más importante en la incidencia de incendios forestales, de la mano del avance de la deforestación, van reduciendo la resiliencia de nuestros bosques, tanto en aquellos donde antes no ocurrían incendios, como en aquellos donde sí son frecuentes. Tal es el caso de del incendio forestal ocurrido en Loreto, en el 2016, donde según el INDECI se perdieron 13 mil hectáreas de bosques. Así como en el 2005, fue el caso de Junín, con incendios forestales que ocasionaron la pérdida de más de 53 mil hectáreas de bosques. Haciendo que ambas regiones, en sus respectivos años, encabecen el ranking de emisiones de GEI a nivel nacional, superando a Lima con sus 10 millones de habitantes y su inmenso y contaminante parque automotor (SEEG Perú, 2018). ¿Qué hacer? Frente a TODO esto, hay que recordar el compromiso del Perú de reducir el 30% las emisiones de GEI proyectadas al 2030, así como reducir la vulnerabilidad del país ante el cambio climático. Para ello, se han identificado un conjunto de medidas para operativizar el compromiso. Sin embargo, al no encontrarse una vinculación directa entre uno de los principales impulsores de la deforestación: la expansión de las carreteras; y el actual paquete de medidas de mitigación para el sector de Cambio de Uso del Suelo, surgió la necesidad de abordar este tema. Por esta razón, con la finalidad de velar por el patrimonio forestal y de fauna silvestre, el SERFOR, se comprometió a desarrollar una nueva medida para luchar contra la deforestación asociada a la expansión de carreteras en la Amazonía, a través de la mejora de su gestión para mitigar sus impactos directos e indirectos, como driver de deforestación en la Amazonía. Propuestas como la nueva medida del Serfor, que cuenta con el apoyo técnico de DAR, deben llamar más la atención de los gobiernos amazónicos, ya que busca atacar las causas, más que las consecuencias del problema; por ejemplo si se incluyera como parte de la implementación del recientemente firmado Pacto de Leticia, esta medida aportaría a la implementación de varios de sus compromisos, en cuanto a la lucha contra la deforestación y degradación que afecta a la Amazonía, monitoreo de actividades ilegales y ayudaría al reconocimiento del papel fundamental de los pueblos indígenas y comunidades locales en la conservación de la Amazonía, quienes son los principales afectados de todo este problema. Para que esta nueva medida liderada por el Serfor tenga éxito se requiere el respaldo y el involucramiento de todos aquellos sectores responsables de planificar, gestionar, fiscalizar las carreteras en el país; también deben sumarse aquellos responsables de su mantenimiento, mejora y regulación, tanto a nivel nacional como subnacional. Así como sectores con responsabilidades regulatorias y de promoción de actividades identificadas como drivers de deforestación.
- Cambio Climático y bienestar social. Caso: Productores Alternativos de la Selva.
Introducción México es uno de los países de la región que ha sufrido daños por desastres hidrometeorológicos debido a su ubicación geográfica y topografía, impactos que han afectado más a los Estados del sur como Chiapas, Oaxaca y Guerrero. Así mismo, Chiapas es uno de los Estados que tiene un índice de marginación muy alto (17.91% para el 2010), el mismo que representa muchos problemas sociales, y percepción de ingresos monetarios insuficientes, factores que potencializan la vulnerabilidad a los daños de los eventos climáticos que se han presentado en los últimos años. (Anzaldo 2006, citado por Prado, 2011). El agroecosistema de café bajo sombra es un sistema que ofrece una gama de servicios ambientales entre ellos la captura de carbono (mitigación del cambio climático), en Chiapas, estos cultivos se ubican en el corredor ecológico mesoamericano bosque de Pino-Encino, que lo conforman adicionalmente Guatemala, Honduras y parte de Nicaragua (Moguel y Toledo, 2004). El objetivo de este artículo es presentar el caso de estudio del Ejido Tziscao, Productores Alternativos de la Selva en el Estado de Chiapas, y las externalidades positivas que ha originado el programa FOGABID en el ambiente y en los aspectos sociales en una unidad familiar. Materia y Métodos El Ejido Tziscao se ubica en el municipio Trinitaria, este municipio está situado en la parte sur de la meseta Comiteca (ver figura 1). Es famoso por tener algunos de los atractivos naturales más bellos de Chiapas, entre ellos destacan el Parque Nacional Lagunas de Montebello (INEGI, S/F). Figura 1: La obtención de la información ambiental y social se realizó a través de fuentes: primarias y secundarias. A través de entrevistas a los productores y visitas de campo, se obtuvo información ambiental y social. Con la información obtenida se pudo procesar la calculadora del AFOLU-USAID para la estimación del almacenamiento de carbono. Los indicadores que se usaron fueron los Indicadores Nacionales de Ambiente e Investigación (INAI), esto permitió comparar la situación en escenarios antes y después del proyecto. Resultados Con base en la información recabada en la visita técnica, se puede apreciar que existe un cambio de uso de suelo, pero se mantiene la cobertura vegetal, y cuentan con un plan de manejo, su ubicación es óptima y la permisología está al día, el financiamiento permitió mejorar la Administración entre otros rubros (ver figura 2a). Figura 2: a. Gestión forestal: b. Aspectos ambientales c. Aspectos sociales. Fuente: The Earth Lab Desde el punto de vista ambiental, los cultivos están orientados a las curvas de nivel y disminuyen así la erosión de los suelos, esto facilita la mayor producción de biomasa tanto en la planta de café como en los árboles, ayudando así a la reducción de emisiones (ver figura 2b y 3). Desde el punto de vista de captura de carbono, usando la calculadora AFOLU para la estimación de CO2e se estima, con una eficiencia del 100%, un almacenamiento de 3,432.00 t de CO2e/año. Figura 3. Evidencia de buena práctica de caficultura: Fotos: The Earth Lab Desde el punto de vista social, los ingresos son constantes y crecientes con bajos costos en la producción, genera empleo permanente y temporales en época de cosecha. Se evidencia que el nivel educativo de los productores es alto (ver figura 2c). La mejora en el bienestar social se expresa principalmente con las mejoras en los ingresos (figura 4), la diversificación de la economía y la consolidación de los ejidatarios en el entorno como un ejemplo a seguir en la producción de café. En la figura 4, se aprecia un cambio en el bienestar usando como indicadores, los ingresos y la salud. El cambio del estado A al estado B, nos indica una mejora paretiana. Figura 4: Conclusiones El Ejido Tziscao está muy claro a dónde quiere llegar como empresa, tiene un producto certificado como café orgánico de alta calidad, esto es prueba de que con el empeño de comunidades como la de Productores Alternativos de la Selva y con el apoyo financiero y asistencia técnica debidamente proporcionadas y supervisadas, no solo se logran proyectos exitosos, sino una importante contribución a reducir emisiones e incrementar la captura de CO2. Como medida de protección y crecimiento horizontal, la comunidad también maneja la estrategia de agroturismo en caso de caer los precios del café para no cambiar el uso de la tierra, por lo que son un ejemplo a seguir en la región.
- Efectos del Cambio Climático en la Seguridad Alimentaria
Degustando el resabio de un delicioso café, con notas cítricas y un cuerpo bastante robusto, producido en la comunidad de Pluma Hidalgo, ubicada en la Sierra Sur del Estado de Oaxaca, México, reflexionaba si el Cambio Climático nos dejará sin alimentos, en específico sin café. Uno de los productos de mayor consumo alrededor del mundo, un alimento proveniente de la tierra y de producción local. La Declaración Universal de Derechos Humanos del ‘48 proclamó que "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, en especial la alimentación”. Mientras que el concepto de “Seguridad Alimentaria” surge en los 70, basado en la producción y disponibilidad alimentaria a nivel global. En los años 80, se le añadió́ la idea del acceso, tanto económico como físico. Y para los 90, se llegó al concepto actual, que incorpora las preferencias culturales, y se reafirma la Seguridad Alimentaria como un derecho humano. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la seguridad alimentaria se consigue cuando “todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana”. El Informe especial sobre uso de suelo y cambio climático del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (2019), refiere que “la degradación de la tierra socava su productividad, limita los tipos de cultivos y merma la capacidad del suelo para absorber carbono. Ello exacerba el cambio climático y éste a su vez, exacerba la degradación de la tierra de muchos modos distintos”. En concreto el cambio climático esta acabando tanto con las tierras como con los cultivos, teniendo una afectación directa a la producción de alimento y vulnerando el derecho humano a la alimentación. En el informe se observa que el cambio climático afecta cuatros sectores de la seguridad alimentaria: la disponibilidad (producción de alimento), el acceso (precios y capacidad económica para obtener alimentos), utilización (nutrición y preparación de alimentos) y estabilidad (alteraciones de la disponibilidad). El cambio climático amenaza la calidad y producción no solo del café, sino de la mayoría de alimentos tales como cereales, frutas, legumbres, verduras y los obtenidos de origen animal, aumentando la vulnerabilidad, impactando en la productividad, en los precios y por ende disminuyendo ingresos en economías locales. Surge ante la Crisis Climática la necesidad de gobiernos locales por buscar políticas públicas de transición a la producción de alimento de manera sostenible y procurar sí el derecho a la alimentación, pero sobre todo el derecho a estar protegidos contra el hambre. Distintos efectos del Cambio Climático serán en función del país, pero las consecuencias más drásticas en los países de ingresos bajos de África, Asia, América Latina y el Caribe. El Estado tiene la obligación de asegurar, por lo menos, que las personas no mueran de hambre, lo que está intrínsecamente asociado con el derecho a la vida. Cabe señalar que los derechos humanos son interdependientes, es decir están vinculados entre ellos y son indivisibles, no pueden separarse o fragmentarse unos de otros. Todos los derechos humanos, deben comprenderse como un conjunto. Ello implica que el goce y ejercicio de un derecho está vinculado a que se garantice el resto de derechos, así́ como la violación de un derecho pone también en riesgo los demás derechos. En ese sentido, una crisis de alimentos significaría un grave problema para la seguridad alimentaria, pero sobre todo significaría una grave crisis de derechos humanos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos considera que, entre los derechos particularmente vulnerables a afectaciones ambientales, se encuentran los derechos a la vida, integridad personal, vida privada, salud, agua, alimentación, vivienda, participación en la vida cultural, derecho a la propiedad y el derecho a no ser desplazado forzadamente. Algunos de los cuales por su masividad asumen carácter de máxima gravedad. Es por ello que los Estados deberán hacer todo lo posible por promover un disfrute pleno del derecho de todos a tener alimentos adecuados, en otras palabras, las personas deberían tener acceso físico y económico en todo momento a los alimentos en cantidad y de calidad adecuadas para llevar una vida saludable y activa. El cambio climático es uno de los problemas ambientales más graves al que se enfrenta el mundo, amenaza a las tierras, comprometiendo la producción de alimentos y el bienestar de la humanidad. Es un problema global que alcanza una perspectiva ambiental, política, económica y social, que implican enormes pérdidas económicas. En conclusión, existe hoy una gran necesidad como sociedad en alimentarnos, en cuidar los ecosistemas, la biodiversidad, y al mismo tiempo mitigar los efectos del cambio climático. La forma en que se utilicen las tierras es clave para entender cómo garantizar la seguridad alimentaria, mitigar los efectos del cambio climático, y en evitar una crisis de derechos humanos. Por ello el uso más sostenible de la tierra, la reducción del consumo excesivo y el desperdicio de alimentos, la eliminación de la tala y la quema de bosques, la prevención de la recolección excesiva de leña y la reducción de las emisiones deben ser prioridad si queremos seguir gozando de los productos que la tierra nos brinda. Porque ¿Quién se preocuparía por el consumo suntuario del café? ante un escenario con una progresiva reducción en la producción de alimentos, en la búsqueda por garantizar nuestra seguridad alimentaria.
- ¿Qué significa el triunfo de AMLO para la agenda climática de México?
Por Sandra Guzmán, Coordinadora General de GFLAC El 1o de Julio se llevaron a cabo las elecciones presidenciales de México para el periodo 2018-2024. Los candidatos Andrés Manuel López Obrador de la Coalición Juntos Haremos Historia, Ricardo Anaya de la Coalición Por México al Frente, José Antonio Meade de la Coalición Todos por México, y Jaime Rodríguez candidato independiente, fueron los contendientes. Con cerca del 54% de los votos y con una histórica participación de 62% de la población votante, el candidato Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de México, siendo el primer presidente de un partido de izquierda en el México moderno. El triunfo del candidato del partido Movimiento Revolucionario Nacional (MORENA) ha sido reconocido por los diversos candidatos, incluso antes de que se terminara el conteo de votos. ¿Qué significa para la agenda de cambio climático la llegada de AMLO? El candidato de MORENA ha presentado una serie de propuestas en materia ambiental y en materia de cambio climático. Con base en una evaluación llevada a cabo por 10 organizaciones entre ellas el Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), se propusieron 10 aspectos básicos para combatir el cambio climático. Esto permitió analizar las propuestas de los candidatos para ver qué tanto consideraban dichos puntos y analizar así los niveles de interés en el tema de cambio climático. En este sentido, el Candidato de MORENA obtuvo 16 de 20 puntos en una primera evaluación llevada a cabo el mes de mayo. Sin embargo, el 5 de junio en el marco del día mundial del medio ambiente, el Candidato presentó más y mejores propuestas en materia ambiental, lo que en un segundo análisis le otorgó 18 de 20 puntos. Con esto el candidato y su equipo de trabajo, demostraron interés en los temas ambientales, y el mismo candidato lo reafirmó en su discurso de cierre de campaña, en donde dijo que habrá respeto del medio ambiente y reconoció que es un país con muchos recursos, pese al saqueo que ha tenido el país en los últimos años. Con el fin de analizar el nivel de congruencia de sus propuestas con el resto de sus propuestas de gobierno, se analizaron cuatro preguntas: ¿Qué tan relevante es el cambo climático en la planeación transversal y estratégica?, ¿Qué tan detalladas son las propuestas y que tan explícita es su forma de implementación?, ¿Qué tan coherentes son las medidas de cambio climático con el resto del proyecto de nación?, ¿Qué tanto se alinean estas medidas al cumplimiento de los compromisos de México y las metas del Acuerdo de París?. Con base en estas preguntas se analizaron las propuestas del candidato, con lo cual obtuvo 6 de 8 puntos en una primera evaluación y posteriormente obtuvo 7 de 8 puntos en una evaluación realizada después del 5 de junio. ¿Qué significa esto? El análisis que se hizo con base en información pública, con información presentada por los candidatos, con información otorgada por los asesores y equipos de trabajo de los candidatos y con propuestas presentadas en el día mundial del medio ambiente, permitió conocer que existen propuestas importantes en temas de medio ambiente y cambio climático, y que el tema está presente en la agenda política, a diferencia de previos periodos electorales. El reto por supuesto, será la plena implementación de las propuestas presentadas por el ahora presidente de México. Y en particular es un reto que las propuestas que se han presentado en sectores como el energético en materia de combustibles fósiles como la construcción de una refinería, no sean una traba para el pleno cumplimiento de la transición energética y de la puesta en marcha de la política climática como se ha propuesto en documentos como NATURAMLO presentado el 5 de junio. El nivel de participación y la confianza que el pueblo mexicano ha otorgado a AMLO se torna sumamente relevante para el país y en este contexto, desde el GFLAC congratulamos el ejercicio democrático vivido en México y nos disponemos a trabajar de la mano del gobierno entrante en miras a seguir luchando por un México más sustentable, equitativo, justo, eficiente, renovable y bajo en carbono y resiliente al clima.
- De elecciones, ciudadanía y medio ambiente
El ambiente que se vive de cara a las elecciones presidenciales de 2018 en México (pero también en otros países en la región), es de incertidumbre y hartazgo. Es de preocupación por la falta de claridad sobre lo que los candidatos pueden ofrecer al país y sobre todo, la falta de confianza ante las escasas garantías de que lo que se diga en campaña será cumplido en el futuro. Lee el artículo completo
- De la Antártida para México
Durante el mes de mayo de 2018 Sandra Guzmán tuvo la oportunidad de visitar la Ciudad de México para realizar una serie de actividades y presentar en diversos espacios su experiencia como la primera mexicana del Homeward Bound Project y su expedición a la Antártida. Lee el artículo completo










