top of page
fo4.png

Los problemas de fondo que se deben resolver para evitar una nueva devastación en la Amazonía

Los fuegos en la Amazonía afectan la resiliencia de los bosques, la misma que ya se estaba menguada por las sequías, cada vez más intensas y frecuentes a causa del cambio climático, haciéndolos así más vulnerables a otros peligros, como nuevas quemas, plagas, sequías, tormentas, entre otros (Brando et al 2019).

La catástrofe ambiental que ha volcado los ojos del mundo sobre la Amazonia las últimas semanas, está configurada por tres elementos: a) la deforestación, b) el cambio climático y c) los intereses detrás de estas quemas, estos últimos han adicionado “pólvora” a la “yesca” que ya se venía acumulando. “Yesca” común en toda la región, y compuesta por instituciones débiles, ausencia del estado, falta de ordenamiento territorial, falta de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales, esquizofrenia de los estados amazónicos que promueven, por un lado políticas que impulsan la deforestación, así como otras buscan frenarla; y como si fuera poco, los impactos del Cambio Climático, que hacen más intensas y frecuentes las sequías en la Amazonia (Brando et al. 2019). Perfilándose así un escenario propicio para que las quemas controladas se conviertan en desastres de grandes magnitudes.

Un elemento importante a considerar, además de estos tres factores, son los centenares de quemas a lo largo de carreteras existentes y en proyecto. Esto último particularmente importante, porque nos llama a pensar en procesos de especulación y tráfico de tierras, impulsados por procesos de migración y cambio de uso de la tierra. Un ejemplo de esto puede verse en el avance de la deforestación a lo largo de la carretera BR163, en Brasil, durante los últimos 33 años (MapBiomas)

Los incendios devastadores son sólo la punta del iceberg del problema de fondo: la deforestación y sus impulsores. En el Perú, la causa principal de la deforestación es el avance de la frontera agrícola, pero el motor de motores detrás del cambio de uso del suelo, es la expansión de la infraestructura vial, sin ordenamiento territorial ni seguridad sobre la tierra, que gatillan procesos de migración descontrolada. En Perú, los incendios forestales registrados en las estadísticas coinciden con los frentes de deforestación, las cuales están identificadas en la ENBCC, la mayoría de ellos vinculados a ejes viales y fluviales: Carretera Federico Basadre, San Martín, Yurimaguas, VRAEM (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro) y Carretera IIRSA Sur.

Otro de los impactos de los incendios forestales en el país, son el aumento de las emisiones de GEI a consecuencia de la pérdida de bosques. Al respecto podemos ver que en los años 2005, 2013 y 2016, se presentaron sequías importantes, donde ocurrencia de quemas descontroladas que se volvieron incendios forestales de gran magnitud produjeron un aumento considerable de emisiones de GEI en esos años.

Es evidente que el cambio climático está jugando un papel cada vez más importante en la incidencia de incendios forestales, de la mano del avance de la deforestación, van reduciendo la resiliencia de nuestros bosques, tanto en aquellos donde antes no ocurrían incendios, como en aquellos donde sí son frecuentes. Tal es el caso de del incendio forestal ocurrido en Loreto, en el 2016, donde según el INDECI se perdieron 13 mil hectáreas de bosques. Así como en el 2005, fue el caso de Junín, con incendios forestales que ocasionaron la pérdida de más de 53 mil hectáreas de bosques. Haciendo que ambas regiones, en sus respectivos años, encabecen el ranking de emisiones de GEI a nivel nacional, superando a Lima con sus 10 millones de habitantes y su inmenso y contaminante parque automotor (SEEG Perú, 2018).

¿Qué hacer?

Frente a TODO esto, hay que recordar el compromiso del Perú de reducir el 30% las emisiones de GEI proyectadas al 2030, así como reducir la vulnerabilidad del país ante el cambio climático. Para ello, se han identificado un conjunto de medidas para operativizar el compromiso. Sin embargo, al no encontrarse una vinculación directa entre uno de los principales impulsores de la deforestación: la expansión de las carreteras; y el actual paquete de medidas de mitigación para el sector de Cambio de Uso del Suelo, surgió la necesidad de abordar este tema. Por esta razón, con la finalidad de velar por el patrimonio forestal y de fauna silvestre, el SERFOR, se comprometió a desarrollar una nueva medida para luchar contra la deforestación asociada a la expansión de carreteras en la Amazonía, a través de la mejora de su gestión para mitigar sus impactos directos e indirectos, como driver de deforestación en la Amazonía.

Propuestas como la nueva medida del Serfor, que cuenta con el apoyo técnico de DAR, deben llamar más la atención de los gobiernos amazónicos, ya que busca atacar las causas, más que las consecuencias del problema; por ejemplo si se incluyera como parte de la implementación del recientemente firmado Pacto de Leticia, esta medida aportaría a la implementación de varios de sus compromisos, en cuanto a la lucha contra la deforestación y degradación que afecta a la Amazonía, monitoreo de actividades ilegales y ayudaría al reconocimiento del papel fundamental de los pueblos indígenas y comunidades locales en la conservación de la Amazonía, quienes son los principales afectados de todo este problema.

Para que esta nueva medida liderada por el Serfor tenga éxito se requiere el respaldo y el involucramiento de todos aquellos sectores responsables de planificar, gestionar, fiscalizar las carreteras en el país; también deben sumarse aquellos responsables de su mantenimiento, mejora y regulación, tanto a nivel nacional como subnacional. Así como sectores con responsabilidades regulatorias y de promoción de actividades identificadas como drivers de deforestación.

bottom of page